Por Carolina Atencio y Lucila Belén Miranda*

El 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, es un día de lucha en el que, desde hace décadas las mujeres  exigimos más igualdad, más justicia y, especialmente, la posibilidad de desplegar trayectorias de vida que no estén atravesadas ni condicionadas por múltiples expresiones de violencia de género. Nos movilizamos para que los proyectos de vida de las mujeres y LGBTIQ+ en todo tiempo y lugar no solo sean dignos de ser vividos sino también protegidos contra los femicidios, travesticidios, transfemicidios, crímenes de odio, o por prejuicio que se siguen perpetrando a lo largo y ancho del mundo.

El origen de esta fecha es el femicidio de las hermanas Mirabal en República Dominicana en el año 1960. Militantes y opositoras al régimen dictatorial de Leónidas Trujillo, Patria, Minerva y María Teresa fueron asesinadas por luchar por la libertad de su pueblo y, en especial, por ser mujeres. En 1993 la Asamblea General de Naciones Unidas consagró este día como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres a través de la Resolución 48/104.

Si bien ya pasaron más de 60 años de este crimen atroz, actualmente, en América Latina los índices de violencia de género siguen siendo altos y provocan un dolor que convoca a la acción urgente. En Argentina, según los datos oficiales publicados por la Corte Suprema de Justicia, en 2022 se registraron 252 víctimas letales por violencia de género, asesinatos cometidos en casi en un 60% por sus parejas o ex parejas y en un 88% por un agresor al que conocían previamente (1)

En México, donde el registro es llevado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los números ascienden a más de 900 muertes de mujeres investigadas como femicidio en 2022 (2), aunque organizaciones de la sociedad civil mexicana tienen certeza de que los números reales serían más del triple.

En el caso de Colombia, según el Observatorio Colombiano de Femicidios, se registraron para el mismo año 619 femicidios y en más del 40% de los casos fueron cometidos por personas conocidas por las víctimas (3).

En Brasil, 2022 fue el año récord en femicidios registrados: la cifra se elevó a 1410 mujeres muertas por su condición de género, lo que representa, en promedio, una mujer es asesinada cada seis horas y media en este país (4).

El racconto de estos números tiene un objetivo claro: aún Estados donde el femicidio está tipificado penalmente, donde se sancionaron leyes de protección de las mujeres contra las violencias, que ratificaron los tratados internacionales en la materia, especialmente la Convención de Belém do Pará (5) a nivel interamericano y de la Convención CEDAW (6) en el ámbito universal, que crearon institucionalidad estatal en materia de género y diversidad, siguen enfrentando enormes desafíos para prevenir y abordar este gravísimo problema social.

Esas manifestaciones que amenazan la vida e integridad de las mujeres y LGBTIQ+ también se hacen lugar en espacios laborales y encuentran su correlato en las enormes brechas de género en el acceso, la promoción y el desarrollo de carrera, que actúan como la condición de posibilidad de las violencias. Por eso es fundamental difundir y convocar a las organizaciones a conocer lo establecido por el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre acoso y violencia laboral (7), capacitar y sensibilizar a sus líderes y colaboradores/as en diversidad, equidad e inclusión, promover políticas internas -como protocolos de abordaje de las violencias o licencias igualitarias en materia de cuidado- que materialicen la igualdad de género en cada espacio de la organización. 

Las mujeres tenemos una larga historia de lucha y de organizarnos para exigir el acceso, la ampliación y la vigencia de nuestros derechos y la igualdad de oportunidades. Así, alcanzamos conquistas trascendentales, como el derecho a elegir a nuestros representantes, la igualdad de representación sindical y política, la educación sexual integral, la interrupción voluntaria del embarazo y muchos otros derechos que nos permitieron romper los candados de las puertas que nos impidieron, durante siglos, ocupar múltiples espacios públicos y sociales.

Este año, Argentina va a vivir un 25N donde las banderas de la igualdad y la diversidad se van a levantar más alto que nunca. Se cumplen 40 años de Democracia  ininterrumpida,  al mismo momento en el que la sociedad se ve amenazada por discursos y hechos que, desde el poder estatal, prometen un retroceso sobre todos los derechos conquistados. 

Esta realidad nos convoca a  redoblar el trabajo,  los esfuerzos y el compromisos para nunca más, ni un paso atrás.

*Consultoras asociadas, Nodos Consultora

Referencias

(1) Datos disponibles en https://www.csjn.gov.ar/omrecopilacion/omfemicidio/mapafemicidioaaaa.html?idAnio=2022

(2) Datos disponibles en https://www.gob.mx/sesnsp

(3) Datos disponibles en https://observatoriofeminicidioscolombia.org/index.php/reportes

(4) Datos disponibles en https://forumseguranca.org.br/

(5) OEA, Convención Interamericana para Prevenir,  Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer  «Convención De Belém Do Pará», disponible en https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html

(6) ONU, Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, disponible en https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-elimination-all-forms-discrimination-against-women

(7) OIT, Convenio sobre la violencia y el acoso, 2019 (núm. 190), disponible en https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C190

 

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