Por Eduardo Otero*

El 12 de octubre es una fecha que ha sido cuestionada en los últimos años en el continente americano tanto por su significación como por su contenido. Este día que la historiografía tradicional denominó “Día de la Raza” o “Día de la Hispanidad” ha vivido un proceso de resignificación en los últimos años dando origen a diferentes nombres que ponen en entredicho la noción de “descubrimiento”, enfatizando en el proceso de conquista y colonización que implicó el borramiento y marginalización de los pueblos indígenas u originarios existentes.

Desde inicios del siglo XX, la mayoría de los gobiernos de la región han modificado esta efeméride dando fruto a una miríada de denominaciones: en Chile la fecha se refiere al encuentro entre dos mundos; en Argentina, Colombia, Costa Rica y Uruguay se alude a la diversidad étnica y cultural, a las culturas en plural o al pluriculturalismo; en Perú en ese día se honran los pueblos originarios y el diálogo intercultural; en Bolivia se hace referencia a la descolonización; y en el mismo tono en Nicaragua y Venezuela se conmemora la resistencia indígena.

No estamos frente a un simple cambio de denominación. Este movimiento da cuenta de una nueva conciencia sobre los efectos de la colonización europea en América y los impactos negativos que tuvo, y tiene, en los pueblos indígenas u originarios, así como en los procesos esclavistas. Es una invitación para reconocer y reflexionar sobre su historia, cultura y derechos, y sobre la riqueza e importancia de la diversidad cultural, el respeto entre los pueblos y la lucha contra la discriminación.

En el ámbito de las empresas, es frecuente encontrar que, en esta fecha, se celebra la diversidad cultural desde una perspectiva multicultural, que suele entenderse como el reconocimiento de la coexistencia de diferentes grupos culturales dentro de un mismo contexto (región, estado nacional, empresa). Sin embargo, esta noción ha sido cuestionada, ya que se funda en la idea de una sumatoria de diversidades o mosaico cultural, pensando a las culturas de forma homogénea y dejando de lado las relaciones interculturales y de poder, al mismo tiempo que las consecuencias de la segregación y discriminación que aún hoy siguen existiendo.

En el contexto actual de globalización e interconectividad invitamos a pensar la diversidad cultural desde la mirada del pluralismo cultural, que no sólo enfatiza en la presencia de diferentes culturas, sino que también da cuenta de las tensiones e inequidades culturales que surgen por la comunicación y el lenguaje, hábitos y costumbres, la persistencia de prejuicios y discriminación de orden cultural (étnica, racial, cultural, xenofobia, glotofobia), etc.

Por ello, además de celebrar la diversidad cultural invitamos a la reflexión y a la acción para garantizar equipos interculturales donde todas las personas se sientan valoradas e integradas, independientemente de su color de piel, origen, religión y cultura.

Abordar estos desafíos requiere un compromiso continuo de la empresa, una formación apropiada y la implementación de políticas y prácticas inclusivas. La gestión de la diversidad cultural es un proceso en evolución que puede generar beneficios significativos cuando se emprende de manera efectiva.

*Director Ejecutivo Adjunto, Nodos Consultora

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