A partir de una combinación cromosómica azarosa, donde en el Par 23 aparecen X + Y, se determinó que esos cuerpos debían mantener y repetir ciertos pensamientos y conductas propias del ser “Varón”. Conductas que llevan a la supresión, maltrato y otras formas de menospreció sobre Ellas, cuyo Par 23 es X + X.

Me enseñaron a cruzar de cierta forma las piernas, me hicieron creer que no debía llorar. Me repitieron que las emociones hacen daño y son “de Ellas”. Que debía conquistar, luchar, obtener, ser valiente y si no lo lograba, seguir intentando, aunque me enfermará y rompiera en el intento.

Ese modelo de macho era único, muy específico. Marcaba y reproducía formas de cuerpo y actitudes. El primero que me lo dijo fue mi padre, y después fue reforzado por la sociedad, los amigos, la educación, los medios, otros hombres… ese mensaje se metió en cada célula de mi piel. Cada acto que realizaba, desde como me paraba a los 5 años, y si usaba camisa rosa, ya estaba siendo censurado por los paladines de la defensa de la masculinidad. Si me salía del molde venía el grito de corrección, la burla, y a veces el castigo.

La cultura misógina, patriarcal, heteronormativa, es quien tienen la culpa, son quienes que a partir de una combinación cromosómica azarosa, donde en el Par 23 aparecen XY, determino en mi “El Deber Ser Macho”.

Tampoco soy iluso. Sé que ese Par XY me dio una serie de privilegios. Solo por nacer con pene tenía más oportunidades que la otra mitad del mundo que nació XX, y ni que decir de quienes nacen XXY.

En este momento, donde la igualdad, el respeto, la diversidad y el rol de la mujer, de la mano del feminismo, están en avance, hay marcas de consumo como Axe que, durante 30 años, hizo lo que no debía hacerse: Ir hacia atrás, repetir los estereotipos del ser varón. ¡Ah!, y en sus publicidades, las mujeres solo eran “objetos de deseo” para satisfacernos y cuidarnos en clave de ser dominadas. Axe solo fue culpable por replicar, fortalecer, “naturalizar” ese mandato para vender más.

Hace tres años Axe se dio cuenta que estaba fuera de época. Las constantes denuncias sociales hacen que las empresas se mueva. Quizá Axe se dio cuenta, no solo que estaba perdiendo adeptos, sino que también estaba replicando aquello que hace daño y mata a las mujeres, y que también daña a sus propios clientes. Yo me di cuenta que no encajaba en ese molde hace 25 años, me di cuenta porque me hacía daño. Sabía que no era correcto que por nacer varón tuviera más privilegios, y que por mi orientación sexual esos “privilegios” se me negaran.

¿Por qué el machismo mata a los varones? diferentes estudios muestran qué el hombre muere más en peleas y accidentes: “rápido y furioso” (sic); por enfermedades cardiovasculares: “no hables, ni muestres emociones”; por que portar armas e ir a la guerra es igual que pegarse puñetazos “así se arreglan las cosas entre machos”; porque se suicidan más: “si no puedes con la vida mejor muere, ¿o eres tan cobarde y débil?”. En ese proceso de creernos grandes, fuertes y valiente nos vamos matando y vamos matando a otros. Lo peor es que vamos violentando, violando, maltratando y matando a las mujeres y a las/os/xs más pequeños. Somos los culpables de que esto pase y nos pase.

Este proceso de ver que no hay un solo tipo de “Ser Varón” y de masculinidad Axe lo planteo en el año 2015 con su campaña “Encuentra tu magia” (ver vídeo aquí).

Su apuesta en el 2017 con la campaña “¿Está bien para los chicos?” fue ampliar no solo las formas de estética masculina, sino profundizar en lo que los hombres deseamos, queremos, buscamos y sentimos (ver vídeo aquí).

En palabras de Laura Visco, creativa de la campaña “Está bien para los chicos” ese machismo es “Una mini-cárcel: a nosotras nos impide crecer hacia arriba; a ellos, hacia dentro. No se les permite estar en contacto con sus sentimientos, ni mostrar debilidad”.

Axe dio un paso para romper sus paradigmas y modificar su imagen. ¿Es bueno que lo hagan? ¡si, obvio! ¡Es genial!, es mejor que los niños puedan crecer viendo diversidad de formas de ser y posibilidades para construir su identidad. Serán niños, niñas y niñxs que lo harán fuera de la dicotomía absurda del 1/0 y el binarismo de ser mujer o varón. Lo que Axe nos muestra es que también es posible para nosotros modificarnos. Nosotros somos quienes importamos porque actuamos en la realidad, caminamos las calles y compartimos los espacios.

En lo personal sigo intentando esta tarea de “deconstruir el machito interno”. Es un ejercicio diario y muy cotidiano, a veces no fácil y poco placentero (la perdida de privilegios es contradictorio en sí mismo). Es un camino muy solo, porque los hombres solo funcionamos en grupo o manada para los deportes, las golpizas y salir a cazar al Mamut, pero no para hablar de lo que nos pasa, de lo que nos duele y por qué nos duele. Hay formas de hacerlo y metodologías para implementar. Una de ellas es entre hombres romper el silencio que nos impusieron, decir lo que sentimos, lo que nos gusta, lo que nos duele, lo que no queremos y lo que si queremos. Hablar con ellas. Ceder y compartir espacios de igual a igual con otras y otros.

Las empresas son espacios privilegiados para ver las dinámicas machistas que hacen que la equidad de género no se logre. Por ello deben ser quienes pueden comprometerse con la construcción de nuevas masculinidades y de valorar esas diferencias y diversidades, tanto en lo interno con sus colaboradores y líderes, como al exterior como lo hizo Axe, mostrando campañas rupturistas.

Yo decidí que mi envase condiciona ciertas cosas en mi vida, pero que puedo moverme de ese machismo y pensar que solo tuve el azar de nacer en un cuerpo XY. Sé que esta bueno mi camino de desarmarme y armarme. Estar fuera de ese molde impuesto me hace sentir más ligero, más Yo, y por ende más feliz, pleno y auténtico.

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